20 mayo, 2024

Familia de joven arrollado exige justicia a la Fiscalía

Miguel Alvarado: texto. Karen Colín: diseño. Imagen: Especial.

Toluca, México; 23 de agosto de 2022.

Al joven Rodrigo Jesús, de 19 años, le arrebataron la vida de la manera más artera. Le causaron fracturas craneoencefálicas, desprendimiento de clavícula y de los omóplatos. Le perforaron los pulmones. Le rompieron un brazo y las dos piernas.

Esto fue ocasionado por un conductor, del que aún se desconoce su identidad, pero cuyo auto ha quedado grabado en filmaciones realizadas con cámaras de vigilancia callejeras, y que persiguió por al menos cinco cuadras a Rodrigo Jesús y a uno de sus amigos, que viajaban en una moto Vespa por calles de Toluca, hasta conseguir que el chico derrapara y fuera proyectado al pavimiento. Todavía el conductor le pasó por encima y de hecho se regresó para intentar triturarle las piernas, mientras echaba de reversa el auto que tripulaba.

Por eso, su padre, Rodrigo Villegas, exige justicia para su hijo asesinado.

II

Rodrigo Jesús había salido a pasear con un amigo. Así que se trepó en su Vespa, una moto que utilizaba para trasladarse en la ciudad, y se dirigió a buscarlo, rumbo al barrio de Tlacopa. Iban a comprar un cargador para un celular en un Oxxo en la colonia Independencia.

Era el domingo 9 de enero de 2022 y los chicos se habían detenido en la esquina de esa tienda, obedeciendo la luz roja de un semáforo cuando un auto se les emparejó y el conductor comenzó a pitarles para que se hicieran a un lado.

-¡Quítense a chingar a su madre!- les gritó a los jóvenes, mientras los insultaba. Como no se quitaron, entonces les aventó el auto. Los chicos salieron disparados de la pequeña moto, mientras veían cómo el conductor se iba. Vieron que el coche tomó la calle de Electrificación y se dirigió a Lerdo, dando vuelta por la avenida Isidro Fabela.

El conductor se detuvo enfrente de la Normal Número de Uno de Toluca, pero lo hizo cerrando los carriles.

-A mi chavo le decían Lobito y ya venía lastimado de su pierna, la moto ya estaba averiada debido a ese primer aventón y ya venía rumbo a la casa, junto con su amigo. Entonces vieron al conductor de nuevo y decidieron recoger unas piedras, porque creyeron que volvería a atropellarlos- recuerda el padre, quien ha podido reconstruir los hechos gracias a que consiguió videos y testimonios de quienes vieron los hechos.

La ruta de los jóvenes los llevó de nueva cuenta a pasar junto al conductor y cuando éste los ve, vuelve a insultarlos. Los chavos se detienen y otra vez se hacen de palabras.


El amigo del Lobito llevaba la piedra que habían recogido poco antes. Y entonces se la arrojó al auto. El proyectil impactó en el medallón trasero y se hizo añicos. Los jóvenes aceleraron porque el conductor volvió a echarles el auto encima.

-Este tipo se aventó hasta tres cuadras en sentido contrario y atrás de la Normal los alcanza. Mi hijo, para esquivarlo, se mete hacia la avenida Isidro Fabela y da la vuelta de inmediato en la calle de Antonio Hernández- apunta el señor Rodrigo Villegas, quien repasó los videos que consiguió una y otra vez para entenderlos de manera adecuada.

Pudo comprobar que el automovilista, para alcanzar a los chicos, se voló los topes y perdió los tapones de las llantas delanteras.

La pequeña Vespa, con dos tripulantes, no era rival para un auto sedán, que finalmente alcanzó a los chicos. De alguna forma, como consta en los videos de cámaras fijas, el conductor del auto logró enganchar por la parte trasera a la moto y aceleró. Se la llevó en vilo a alta velocidad y en esa calle de Antonio Hernández, se los llevó empujándolos.

Fueron casi 200 metros, a unos 90 kilómetros por hora.

En esa calle alguien le había quitado la tapa a una coladera y el conductor condujo directo a ella. La Vespa pasó por encima de ella y el Lobito ya no pudo controlar la moto, porque la coladera los hace perder el equilibrio.

En la caída, su amigo fue aventado hacia la izquierda, hacia las banquetas, pero él fue proyectado hacia la derecha y su cuerpo quedó en la cinta asfáltica. El coche que los había enganchado y que los perseguía furiosamente pasó por encima de su cuerpo desprotegido y lo trituró.

El Lobito murió a causa de los golpes y las lesiones.

Todavía el conductor se regresó para intentar aplastarle los pies, pero el amigo consiguió jalarlo y evitar que todavía le causara más daño. Pero lo que el tripulante del auto sí hizo fue insultarlos nuevamente.

-¡Para que aprendan, hijos de su puta madre, quién es la verga!- les gritó.

El conductor no se detuvo en ningún momento a pesar de que su acompañante, una mujer, le gritaba que abandonara la persecución, que dejara a los chicos en paz. Algunas personas que se encontraban en la calle acudieron a auxiliar a los chicos, pero para el Lobito ya era demasiado tarde. Debido a los golpes, murió en ese lugar. Su pasión por las motos y su amor a la carrera que estudiaba -se preparaba como chef- fuero truncados por quien le pasó encima un auto y lo abandonó, dejándolo a su suerte sin verificar su estado. El Lobito soñaba con ir a trabajar a Cancún, y junto con su familia platicaban acerca de esa posibilidad, que lo ilusionaba porque era una de sus metas en la vida.

Su padre, Rodrigo Villegas, hizo él solo parte de la investigación. Reconstruyó la ruta por la que los chicos fueron acosados y perseguidos, consiguió con los vecinos videos que atestiguan los sucesos y armó parte del rompecabezas que representaba la muerte del chico.

– Ya lo único que falta es la orden de aprehensión. La Fiscalía por lo menos ya constató el domicilio del presunto culpable. Yo he estado pendiente todos los días e incluso ya tengo problemas en mi trabajo por estar checando esta situación- señala su padre, quien recuerda que incluso un medio local de Toluca, Quadratín, realizó una transmisión en vivo en el lugar de los hechos.

La familia hizo en tiempo y forma la denuncia por el homicidio del Lobito, y cuatro días después el padre acudió al lugar de los hechos. Los vecinos lo apoyaron y le facilitaron los videos y hasta las placas del auto responsable. Todo se lo entregó a la Fiscalía, pero desde enero no ha sucedido nada.

-Hay pruebas suficientes para proceder. Como siempre, los abogados se aprovechan de quienes no tenemos tantos recursos y nos estafan. Yo contraté a uno que me cobró 40 mil pesos para iniciar los procesos, pero una vez que se le pagó, se desapareció y nos dejó plantados con todo. Lo hemos buscado por todos lados, pero no se le ha podido localizar- dice el padre del Lobito, quien exige que el caso de su hijo se resuelva y el responsable sea castigado.

Mientras, el Lobito espera que su familia encuentre justicia.

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Redacción VCV

Redacción VCV

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