18 mayo, 2024

Judas migrante de Tultepec recuerda la tragedia de los 39 muertos en Cd. Juárez

Ramsés Mercado: información e imagen. Miguel Alvarado: texto.

Toluca, México; 29 de marzo de 2023

Los diablitos, los Judas, los que van a morir reventados se pararon aquí, en la explanada acuchillada por tanto sol del Centro Cultural Mexiquense. No es que fueran a morir, porque son muñecos fantásticos y terribles pero de cartón, aunque algunos de sus semejantes serán quemados y explotarán en medio de un arsenal de cuetes, en los próximos días. Recuerdan al traidor Judas, que según la tradición católica entregó Jesús de Nazareth por 30 monedas. Y aunque la tradición no se apega a la verdad de la historia, aquello se ha quedado por siglos y es recordado cada Semana Santa. La victoria del traidor no duró mucho. Colgado de un árbol, se ha convertido en el arquetipo del infiltrado, del que por dinero hace lo que sea, incluso besar y amar a quien ha de caer después, gracias a su delación. Hoy ese arquetipo cambia un poco: es el perfil del feminicidio, de la inseguridad, del miedo al hambre, a los asaltos, al azote de la corrupción.

Los diablos que de pronto aparecieron en la explanada del Centro Cultural Mexiquense representan a la mujer, claro, al hombre y a temible niñez, a los animales descarnados, mistéricos, que se desdicen a sí mismos como un lenguaje muerto. Están allí, listos para espantar o hacer reír antes de que exploten o sean modificados. Son los entrañables juditas, que de alguna manera terminan por esquilmarnos porque nunca son lo que parecen. Los que vemos aquí parados someterán sus largos cuernos, sus caras acotadas, sus cuerpos infrahumanos al escrutinio de un jurado porque participarán en un concurso para elegir al mejor de todos ellos.

Irma Patricia Aguilar Arriaga es directora del Museo Nishizawa de Toluca -el cual posee una de las más importantes colecciones de diablito- recuerda que la elaboración de los Judas es una de las tradiciones más importantes del Estado de México y que impulsó el pintor Luis Nishizawa en los orígenes del museo que lleva su nombre.

Artesanos de Metepec, Almoloya, Tultitlán y Coacalco participan con 37 piezas monumentales en la edición del 2023. Hace 30 años que se realiza esta competencia

-El tema principal es el de los judas. Pero hablan de situaciones actuales. Los temas son libres y los elige el artesano. Aparecen los retratos de la inseguridad, del feminicidio, las luchas sociales. Otros toman el Judas tradicional o retoman el personaje de Macario, el personaje de Bruno Traven- dice Aguilar, quien recuerda que hace un año se trató el tema de la pandemia de coronavirus, pero hasta los artesanos de los judas murieron.


Ahora, en esta edición, los temas son otros y aparecen referencias a los gallos e incluso a los textiles de los pueblos originarios. Los artistas fueron formados por sus propios padres y en este concurso participan familias de abolengo.

Para Luis Felipe Solano, un joven de Tultepec, los judas no son cosa de risa. O sí, pero se trata de una risa que le permite gozar de sus propias creaciones. Su diablo se llama “El depredador de sueños” y hace referencia a los migrantes. Se trata de un diablo que ha sido forzado a permanecer en la posición de un ciclista y que en el pecho lleva un sol o una bola multicolor. Sus brazos están tatuados de blancas grecas y su nariz es enorme, como lo son sus cuernos anochecidos, su mirada fiera, su gesto adusto.

-Y ahora coincide con lo que pasó de los 39 migrantes muertos en el incendio- dice Solano, quien le da la vuelta a su demonio para mostrarle las espaldas, cargadas con el pesar de quien debe abandonar su tierra para irse a quién sabe dónde. El diablo de Luis Felipe tiene pintados el tren, la Bestia que lleva su carga humana por todo México. Están ahí quienes mueren en las cajas de los tráileres o los que son deportados. Enfrente del diablo corren dos niños que cargan mochilas en sus espaldas. Detrás de ellos, el diablo migrante terminará por devorarlos, pues ya qué.

Los judas se quedarán toda la Semana Santa en la explanada del Centro Cultural para que puedan ser vistos. La entrada es gratuita, nadie cobrará los 30 denarios que se llevó Judas hace 2 mil 23 años por entregar al Jesús que describe la tradición más cruel.

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Redacción VCV

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