18 mayo, 2024

Una larga lista de medicamentos que no hay

Fernanda García: texto. Karen Colín: diseño. Ramsés Mercado: imagen.

Toluca, México; 2 de febrero de 2022.

Tener la capacidad de disfrutar los días, a quienes amamos, atenderlos si algo les hace falta, acudir a un médico si se sienten mal, obtener medicinas en el hospital público y llevarlos a casa. ¡Qué bonito suena eso en el Estado de México! ¡Y qué distante de la realidad! Comienzo esta columna así, seca, sin algún recurso literario porque no hay forma de hacerlo sin ser crudos.

Hace unos días me llegaron denuncias sobre la escasez de medicamentos en los hospitales de la Secretaría de Salud y del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios. Algunos me hicieron temblar de miedo. Cualquiera que conviva con infantes sabe el dolor que causa verles sufrir una fiebre, escucharles llorar, que no quieran comer y que las fuerzas no les alcancen para pensar en los juegos. Ahora, imaginemos que corremos al hospital por un cuadro de gastroenteritis, de febrícula que no cede pese al paracetamol, por una fractura y que la respuesta sea el terrible “no hay medicamentos”.

Eso sucede continuamente en el Estado de México. No solamente son oncológicas las medicinas que faltan en los inventarios, faltan incluso las gasas, los sueros, las agujas y no hablemos ya de medicinas especializadas.

La preocupación, la rabia, la tristeza y el desconcierto no corresponden sólo a los padres de familia, que preocupados salen a conseguir dinero y lo necesario para atender a los infantes; también le pesa al personal de salud pues se sienten con las manos atadas. Y sí, no sólo falta lo necesario para atender a las infancias.

En 2017, el entonces secretario de Salud, Gabriel O’Shea Cuevas, reconoció que al inicio del sexenio actual, de Alfredo del Mazo, el abasto era sólo del 25 por ciento. En la administración anterior, con Eruviel Ávila, habían dejado la Secretaría de Salud en quiebra, con deudas a proveedores y miles de plazas administrativas que mantenían en cifras alarmantes un déficit de personal médico y de enfermería.

Dos años más tarde, el actual secretario en la materia, Francisco Fernández Clamont, declaró que a partir del cambio en la Ley General de Salud del 2019, se generó un desabasto en medicamentos generalizados, materiales de curación y equipos de protección personal.

Pero eso no lo entienden los padres que corren en medio del pánico a un hospital. Porque, vamos, nadie corre a un nosocomio por una gripe, nadie quiere dejar ahí a su hijo. Y es un tema sensible. Y es un tema que duele.

A mí, mi padre me enseñó que del elefante en la cocina sí se habla.

Recordé entonces las manifestaciones que se han hecho por los infantes que padecen cáncer, aquí en Toluca. Pareciera que es un tema del orden federal pero se siente tan cerca, duele porque aquí también sucede.

Y si volteamos al ISSEMyM, la lista de lo que no hay es bastante larga. Tibolina, topiramato, paracetamol, nifedipino, hidroxizina, lactulosa, paroxetina, dicloxacilina… más de 100 medicamentos que simplemente no existen en inventario de manera suficiente, por lo menos en el Hospital Regional de Toluca.

Con esto en mente y aprovechando que tenía a los diputados panistas diciendo que iban a pugnar por resolver las urgencias mexiquenses, les pregunté: ¿qué pasa con el desabasto de medicamentos? La respuesta fue… realmente no tengo palabras para describirla, pero es esta: “es culpa de Morena, se atrasó la aprobación del presupuesto y con ello las compras”, fue lo que me reviraron en pocas palabras. Se les olvidó que el desabasto sucede desde noviembre, desde hace dos, tres y cuatro y seis años.

No es fácil atender al 33 por ciento de la población que depende enteramente de los servicios de salud de la Secretaría estatal porque no cuentan con seguridad social; no es fácil mantener operando a la red más grande de hospitales a nivel nacional, aunque para eso hay presupuesto. Pero tampoco es fácil tener las manos atadas sin saber para dónde correr cuando el dinero escasea y no hay acceso al derecho humano a la salud. Porque se les olvida que es un derecho.

Antes de cerrar esta entrada a mi Caleidoscopio de esta noche, dejo una pregunta al aire: ¿alguien se acuerda de César Nomar Gómez Monge?

¡Hasta la próxima!

Cuéntaselo a todos

Redacción VCV

Redacción VCV

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